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ISBN: 978-84-19939-31-9 · Precio: 16,90€
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Sinopsis
El regreso a Dublín para Meghan no estaba siendo todo lo plácido que ella había deseado: no solo perdió el vuelo original por llegar tarde al aeropuerto, por lo que tuvo que comprar otro billete, sino que terminó atrapada entre un montón de adolescentes exaltados y un atractivo compañero de asiento, demasiado enfrascado en la pantalla de su ordenador. Sin embargo, por más que la situación no parezca un buen augurio, Meghan sigue dispuesta a realizar todos esos cambios que su vida necesita: hacer que su pastelería progrese y olvidarse del hombre que, nueve meses después de dejarla porque no quería comprometerse con ella, se va a casar con otra.
La vida de Kevin gira en torno a su trabajo en la empresa familiar, de la que se hizo cargo al morir su padre. Y, a pesar de que no es el trabajo que siempre soñó, su sentido de la responsabilidad hace que trate de esforzarse día a día, aun cuando, en algunas ocasiones, se le haga cuesta arriba. Como en aquel vuelo de regreso a Dublín; ese que podría haber disfrutado mucho más, tanto por la satisfacción por las exitosas negociaciones con las que regresaba en su cartera como por ir sentado junto a una preciosa chica. Y lo hubiera hecho de no haber sido por el terrible dolor de cabeza que un ruidoso grupo de adolescentes estaba provocando.
Sin duda alguna, para ambos, aquel viaje habría sido digno de olvidar si no fuera porque, al día siguiente, los planes de Meghan para expandir su negocio les ofrecieron una nueva ocasión para reencontrarse. La conexión entre ellos parece instantánea. Sin embargo, para Meghan existe un problema: siente miedo de terminar con el corazón roto de nuevo porque juzgar a las personas nunca ha sido su fuerte.
La vida de Kevin gira en torno a su trabajo en la empresa familiar, de la que se hizo cargo al morir su padre. Y, a pesar de que no es el trabajo que siempre soñó, su sentido de la responsabilidad hace que trate de esforzarse día a día, aun cuando, en algunas ocasiones, se le haga cuesta arriba. Como en aquel vuelo de regreso a Dublín; ese que podría haber disfrutado mucho más, tanto por la satisfacción por las exitosas negociaciones con las que regresaba en su cartera como por ir sentado junto a una preciosa chica. Y lo hubiera hecho de no haber sido por el terrible dolor de cabeza que un ruidoso grupo de adolescentes estaba provocando.
Sin duda alguna, para ambos, aquel viaje habría sido digno de olvidar si no fuera porque, al día siguiente, los planes de Meghan para expandir su negocio les ofrecieron una nueva ocasión para reencontrarse. La conexión entre ellos parece instantánea. Sin embargo, para Meghan existe un problema: siente miedo de terminar con el corazón roto de nuevo porque juzgar a las personas nunca ha sido su fuerte.